ANDROCLES Y EL LEÓN (1952)

Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió hacia la foresta.
Y mientras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó:
-Por favor te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y adolorido.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida.El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores.Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en la foresta al león.
Los buenos actos siempre son recompensados.

Esopo


Androcles y el león. Título original Androcles And The Lion. Año de producción: 1952. País: EE.UU. Dirección: Chester Erskin. Argumento: George Bernard Shaw (Obra de teatro) y Esopo (fábula). Guión: Chester Erskine, Ken Englund. Productor: Gabriel Pascal para RKO (Howard Hugues). Intérpretes: Jean Simmons, Victor Mature, Alan Young, Robert Newton, Maurice Evans, Elsa Lanchester, Gene Lockhart, Jim Backus, Reginald Gardiner, Lowell Gilmore, Alan Mowbray y Woody Strode (el león). Música: Friedrich Hollaender. Fotografía: Harry Stradling Sr.en blanco y negro. Duración: 98 min. Género: Aventuras

Resulta curioso que en las fichas de esta película figure como autor del argumento George Bernard Shaw, olvidándose de la fábula de atribuida a Esopo en la que fue inspirada. Su origen es algo incierto, la primera vez que se supo de ella fue en Noches áticas de Aulo Gelio que nacio hacia el año 123 o 130, el autor romano de dedicaba a recopilar todos los relatos que oía por lo que debemos que la fábula de Androcles haya llegado a nuestros días.
En 1912 el gran dramaturgo George Bernard Shaw estrenó su obra Androcles y el león sobre los orígenes del cristianismo adaptando la fábula de origen incierto a su peculiar estilo humorístico. Louis Feuillade la llevó al cine este mismo año protagonizado por René Sablon y tras varias adaptaciones en la temprana televisión nos llega la versión cinematográfica dirigida por Chester Erskine (con algunas escenas dirigidas por Nicholas Ray) y producida por Gabriel Pascal, a quien debemos otras adaptaciones de obras de Shaw como Pigmalión (1938), con Leslie Howard, y César y Cleopatra (1945) con Vivien Leigh y Claude Rains, que él mismo dirigió.
Androcles y el león es una película con leyenda. Resulta que eligieron para el papel protagonista a Harpo Max, en su primera aparición hablando y empezaron a rodar la película, pero Howard Hugues a la quinta semana le expulsó del rodaje para sustituirlo por Alan Young a quien había visto en un programa de televisión.
Otras versiones dicen que Harpo sólo rodó las pruebas pero no le dieron el papel. Otro misterio fue una secuencia dirigida por Nicholas Ray que no fue incluida en la película y el enfado de Pascal con Howard Hugues porque éste rodó sin su conocimiento una secuencia de un baño de las vírgenes vestales desnudas para incluirla pero que fue rechazada con brusquedad por Pascal.
De todas formas esta película que podría ser una gran superproducción obtuvo unos resultados muy discretos debido a la impersonal dirección de Chester Erskine, un director que pasó sin pena ni gloria por la historia del cine.
La película no es mala de ningún modo, es interesante y divertida, pero no llega a un nivel notable. Se queda en la corrección, en una película agradable y simpática que muestra con humor la historia de las persecuciones de los cristianos en tiempos de emperador Antonino Pío, sucesor de Adriano, y uno de los pocos césares que murieron en la cama por causas naturales. Su gobierno fue próspero y protegió a los cristianos, no los persiguió como insinúa la obra de Shaw.
Lo mejor de la película es, en primer lugar, la dirección artística y además el juego de actores que están soberbios como Jean Simmons, Maurice Evans, Elsa Lanchester, Robert Newton e incluso el inexpresivo Victor Mature

Salvador Sáinz