EL ATRIBULADO HAROLD LLOYD

Harold Clayton Lloyd nació en Burchard (Nebraska) el 20 de abril de 1893, falleciendo en Berverly Hills (California) el 8 de marzo de 1971. En 1923 se casó, tal como hemos apuntado más arriba, con la actriz Mildred Davis, teniendo con ella dos hijos, también actores, Harold Lloyd jr. y Gloria Lloyd.
Sus primeros años son un poco oscuros. Unas fuentes dicen que era hijo de un pastor protestante, otra que su padre era comerciante, y aún hay quien dice que su familia era gente pobre y errante (?). Sí coinciden todas las biografías consultadas en que Lloyd sintió una fuerte pasión por el teatro, y que a los doce años ya trabajaba de acomodador en el Teatro Orpheum de Omaha. Los Orpheum eran una cadena de salas distribuidas en todas las ciudades importantes de los Estados Unidos. En España teníamos otras con el mismo nombre, Orfeón, y en Cataluña se llamaban Orfeó. Precisamente en el Orfeó Reusenc, la sala de mi ciudad, fue donde descubrí el cine cómico mudo americano porque en los años sesenta, cada domingo por la mañana, solían programar sesiones de antiguas cintas de Charlot y Jaimito (Larry Semon).
Fue en el glorioso Teatro Orpheum donde el joven Harold Lloyd conoció al actor John Lane Connor, director de la "Compañía Ambulante Burwood", quien le pidió le buscara alojamiento en la ciudad. El avispado Harold le llevó a su propia casa, tras convencer a su madre, y aprovechó la circunstancia para trabar amistad con el actor.

No es de extrañar pues que al prepararse la obra "Tess of the D'Urbervilles" de Thomas Hardy, en 1907, Connor le diera al muchacho el papel de Abe, un niño cojo, que aunque careciera de relieve animó a la madre de Harold a darle estudios teatrales en la Escuela de Arte Dramático de San Diego, fundada por Connor.
Harold estaba en San Diego cuando llegó a esta ciudad californiana la productora de Edison para rodar un western con Laura Sawyer y Ben Wilson. El ayudante de dirección se pasó por la escuela en busca de posibles talentos (costumbre que se ha perdido en el cine de los noventa), Connor recomendó a Harold para un papel y consiguió le adjudicaran una figuración, un pielroja que se pasó todo el rodaje semidesnudo.
Tras varias obras en giras provinciales como "Trilby" y "Oliver Twist" con actores como Charlie Ruggles, Florence Reed y William Desmond (posteriores secundarios en las películas), Lloyd descubrió que su mayor talento era la comedia tal como presentió el propio Ruggles.
La Compañía Edison tenía unos estudios en Balboa, al llegar a esta ciudad la compañía teatral, Harold aprovechó la ocasión para trabajar de extra en algunas cintas y a la tercera semana se marchó al naciente Hollywood, se disfrazó de indio y burló los centinelas de los Estudios Universal. J. Farrell MacDonald rodaba "His Heart, His Hand, His Sword", un serial de doce episodios, protagonizados por J. Warren Kerrigan. El joven actor era muy simpático y cordial, ganándose la confianza del director quien se decidió contratarle en todos sus films sucesivos.

En uno de esos rodajes conoció a Hal Roach, el resto ya es conocido, iniciándose en 1914 en el corto cómico con personajes como Willie Work y Lonesome Luke, pero Harold no quería ser otro Chaplin, sino él mismo, e inventó su propio personaje con el que rodó 102 cortos de una bobina. The Winckle o "él", como se le conoció en España, se convirtió en uno de los personajes más cómicos del cine mudo.
En 1919, Harold sufrió un accidente al hacerse una foto publicitaria. Debía retratarse encendiendo un cigarro con una bomba, pero por error la ficticia de atrezzo fue sustituida por una auténtica. El azar le conservó la vida, aprovechando que el fotógrafo cambiaba de chasis, alejó la bomba de su rostro, estallando en aquel mismo momento, seccionándole parte de la mano derecha. Para disimular ese defecto, el cómico se colocó unos guantes con dedos artificiales. La cámara no lo notó porque aún así realizaba las mayores acrobacias inimaginables.

"Amor apasionado/El no va más" (Bumping into Broadway, 1919) de Hal Roach, su primer corto de dos rollos, contaba con una endiablada secuencia en un casino clandestino. Harold es perseguido por una serie de policías, saliendo airoso del trance. En "El barco pirata" (Captain Kidd's Kids, 1919) de Hal Roach (también conocida como "Las hijas del capitán Kidd"), Harold Lloyd y Snub Pollard naufragan y son recogidos por un fantástico barco de mujeres piratas con las que vivirán divertidas peripecias. "Tribulaciones" (Haunted Spooks, 1920) de Hal Roach, suponen la mezcla clásica de cine de terror y comicidad, con Harold y el niño negro "Sunshine" Sammy, de "Our Gang", metidos en apuros en una casa encantada.
Esta mezcla de géneros, llevando el suspense al paroxismo, tuvo lugar en las divertidas secuencias que transcurrían en un rascacielos. La primera aventura en las alturas tuvo lugar en el excelente "La caza del zorro/Viaje al paraíso" (Never Weaken, 1921) de Fred Newmayer y Sam Taylor. Harold desengañado porque cree que su enamorada ama a otro hombre (luego descubre que es su hermano y encima pastor protestante) intenta suicidarse.
En esta obra maestra del absurdo vemos como el desdichado enamorado coloca una escopeta delante suyo, se venda los ojos, pero cuando se cae accidentalmente una bombilla cree que ha sonado el disparo. Mientras tanto una constructora pierde el control de una viga que entra por su ventana, le engancha y le saca al exterior. Harold al quitarse la venda de sus ojos ve la figura de un ángel de piedra, escucha el dulce sonido de un arpa que procede de una estudiante de música, creyendo que está en el paraíso, pero cuando oye el frenético sonido de una banda de jazz tocada por un grupo de músicos negros se da perfecta cuenta de su situación. El resto del film es el lento descenso de nuestro héroe hacia tierra firme.

El éxito obtenido por este postrer corto, no sólo le lanzó al largometraje, sino que creó una serie de películas donde se repitió la misma situación. "El hombre mosca" (Safety Last, 1923) de Fred Newmayer y Sam Taylor fue su largometraje más célebre, el que le ha dado mayor fama. Un empleado de unos grandes almacenes se hace pasar por el propietario para deslumbrar a su amada. Con fines publicitarios se sube por la fachada del rascacielo, atrayendo la atención del verdadero empresario.
La célebre escalada duró un tercio de este emocionante film donde Harold Lloyd consiguió la perfección absoluta de su arte, demostrando además unas grandes condiciones acrobáticas que nos sorprenden teniendo en cuenta su manquedad. Con el mismo argumento se rodó un remake sonoro,"¡Ay, que me caigo!" (Feet First, 1930) de Clyde Bruckman, pero el éxito fue menor porque la secuencia estaba peor construida.
En la última película de Lloyd, "Mad Wednesday" (1947) de Preston Sturges, vista en las televisiones autonómicas como "Miércoles loco", ofrece un interesante punto de partida. En las primeras secuencias vemos los últimos metros de "El estudiante novato" (The Freshman, 1925) de Fred Newmayer y Sam Taylor, en los que nuestro héroe gana un partido de rugby. Un empresario entusiasmado le da trabajo en una oficina. Veintidós años después, ya desengañado, Harold está en el mismo puesto sin haber ascendido siquiera. Al ser un empleado improductivo por la edad, es despedido de inmediato, sin ningún miramiento y se le entregan todos sus ahorros acumulados en todos sus años de empleado.
Pero el pobre Harold, en la calle, viéndose sin empleo a una edad madura, se emborracha y en estado ebrio gana una fortuna en la ruleta comprando un circo. A la mañana siguiente, resaca, y un grupo de fieras hambrientas que mantener. Buscando financiación se presenta con un león a los bancos y empresas, provocando el pánico, y repitiendo de nuevo la secuencia de las alturas.
El film fue masacrado por el incompetente productor Howard Hugues, tan nefasto como Louis B. Meyer, y no consigue del todo sus objetivos pero supuso un digno adiós a un arte, a un modo de hacer cine, y al mismo tiempo contar una amarga historia sobre el desengaño.

Harold Lloyd tuvo muchos detractores, se le decía que era pequeño burgués, conformista, pero el tiempo ha ridiculizado todos estos prejuicios. Lloyd fue un gran cómico, un genio del humor, recordemos una secuencia de "Cinemanía" (Movie Crazy, 1932) de Clyde Bruckman, en el que por error se viste con la chaqueta de un mago sacando a bailar a la mujer de sus sueños. Enmedio de la pista comienzan a salirle conejos de sus bolsillos dejándole en ridículo.
Entre sus films mudos, aparte los citados, destacan "Marino de agua dulce" (A Sailor-made Man, 1921) de Fred Newmayer; "El mimado de la abuela" (Grandma's Boy, 1922) de Fred Newmayer; "Doctor Jack" (Doctor Jack, 1922) de Fred Newmayer; "¡Venga alegría!" (Why Worry?, 1923) de Fred Newmayer y Sam Taylor; "Tenorio tímido" (Girl Shy, 1924) de Fred Newmayer y Sam Taylor; "Casado y con suegra" (Hot Water, 1924) de Fred Newmayer y Sam Taylor; “¡Ay, mi madre!" (For Heaven's Sake, 1926) de Sam Taylor; "El hermanito" (The Kid Brother, 1927) de Ted Wilde y "Relámpago" (Speedy, 1928) de Ted Wilde.

Su debut en el sonoro fue en una breve aparición en "Barcelona trayler" (1929), un film no comercial rodado especialmente para la Exposición Internacional de Barcelona. Su primer largometraje con la nueva técnica fue un importante éxito de taquilla "¡Qué fenómeno!" (Welcome Danger, 1929) de Clyde Bruckman, pero ni "La garra del gato" (The Cat's Paw, 1934) de Sam Taylor, ni "Professor Beware" (1938) de Elliot Nugent, están a la altura de su anterior carrera en el mudo, destacando por encima de todos "La vía láctea" (The Milky Way, 1936) de Leo McCarey y el ya mencionado "Cinemanía" donde mejor supo conjugar el humor visual con el sonido echando por tierra todos los tópicos de su supuesta decadencia en el sonoro.

Salvador Sáinz