LA VERSIÓN MUDA

BEN-HUR (1925)

Estamos ante una gema del cine mudo. Una película que a pesar del paso de los años sigue seduciendo.Es el Ben-Hur de Fred Niblo, con algunas ingenuidades pero numerosos aciertos.


Ben-Hur. T.O.: Ben-Hur: A Tale of the Christ. Año 1925. Duración: 143 min. País: Estados Unidos, Director: Fred Niblo. Guión: Carey Wilson & June Mathis (Novela: Lew Wallace). Producción: J.J. Cohn / Charles B. Dillingham / Abraham L. Erlanger / Louis B. Mayer / Florenz Ziegfeld Jr. / Samuel Goldwyn (No acreditado) / Irving Thalberg (No acreditado) . Música: Maurice Baron. Fotografía: Clyde De Vinna, René Guissart, Percy Hilburn, Glenn Kershner, Karl Struss (B&W).Reparto: Ramon Novarro, May McAvoy, Francis X. Bushman, Betty Bronson, Kathleen Key, Claire McDowell, Carmel Myers y como extras no acreditados John Barrymore, Lionel Barrymore, Gary Cooper, Joan Crawford, Douglas Fairbanks, Clark Gable, Rosita Garcia, Janet Gaynor, John Gilbert, Lillian Gish, Harold Lloyd, Carole Lombard, Myrna Loy, Mary Pickford. Productora: Metro-Goldwyn-Mayer. Estreno Mundial: 20-dic-1925. Distribuye en DVD: Warner. Restaurada por Turner Entertainment. Público apropiado: Todos-jóvenes. Género: Acción, Aventuras, Drama, Histórico, Antigua Roma. Cine mudo. Extras DVD: Audio 5.1. Comentario.
Como director no acreditado figura Charles Brabin. El futuro realizador de la versión de 1959 William Wyler trabajó como ayudante de dirección en la presente adaptación.

Nos encontramos ante un espectáculo que a pesar del paso del tiempo aún conserva su encanto. Pero a causa de la versión en 1959 con Charlton Heston, que es la definitiva, pasó a un segundo plano pero no por ello debemos olvidar sus evidentes méritos. Por un lado contiene algunas secuencias en color bicromo, imperfecto pero vistoso, y un par de planos de desnudos insólitos en aquel tiempo. El Código Hays aún no había hecho estragos para desgracia de la cinematografía mundial.
Dirigido por Fred Niblo, resulta curioso que la secuencia de las carreras de cuadrigas fuera realizada por los ayudantes, entre los que estaba William Wyler futuro director de la versión antes mencionada y donde paradójicamente delegó la dirección de estas secuencias a Andrew Marton, director de la segunda unidad.
Por una parte nos encontramos algunas variaciones respecto a personajes secundarios como Simonides, y el añadido de la vampiresa egipcia. La parte más floja reside en el vestuario algo grotesco como el del mencionado personaje y el del propio Ben-Hur en otas secuencias poco acordes con la época y el lugar.
Mejor está la dirección artística, que es impecable. El interior de las galeras y las secuencias de las batallas navales incluso son superiores a la versión de Wyler, pero ésta en cambio es mucho más perfecta en el resto del metraje.
Aquí no nos encontramos la búsqueda interior de Judah Ben-Hur hacia la luz sino en conocer al rey judío que expulse a los romanos. Resulta muy significativo este dato recurrente en otras películas bíblicas como Los diez mandamientos, el pueblo judío sufriendo en espera de que aparezca de la nada un libertador, una persona que en solitario resuelva todos sus problemas eliminando al opresor egipcio o romano en este caso. El mito del superhombre (los autores del comic original de Superman eran judíos) tan caro a su cultura y de otras derivadas.
Los judíos no hacen nada para resolver su situación, se someten mansamente, y siempre esperando su liberador soñado que como Moisés haga llover azufre de los cielos, traiga plagas de langostas y azuze al Angel de la Muerte, separando las Aguas del Mar Rojo por arte de magia. Ese pueblo se sintió decepcionado ante un Mesias tan pacífico como el que vivió en su tiempo.
Así Judah, al conocer la existencia de Jesucristo, predestinado a expulsar a los romanos con un ejército de ángeles bajados del cielo, organiza una armada de tropas mercenarias para acabar con la dominación romana y se echa atrás en el último minuto.
Como argumento resulta bastante ingenuo. Además Ramon Novarro es demasiado blando para el papel. Es un hombre apuesto, atractivo, pero le falta fuerza de carácter.
Queda eso sí la fuerza de las imágenes y ese romanticismo propio de las mejores obras del cine mudo cuyo encanto sobrevive hasta la actualidad.

Salvador Sáinz

A la izquierda Ramon Novarro, el Ben-Hur del cine mudo. Arriba la entrada triunfal del príncipe de Hur en Roma precedido por unas vestales en topless. Una imágen insólita en aquel tiempo y que el Código Hays, aún no creado, trataría de borrar de las pantallas.

Arriba la pareja May McAvoy y Ramon Novarro, derecha la vampiresa Carmel Myers.


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