STAN LAUREL Y OLIVER HARDY (2)

Un par de gitanos (1936)

Fue Aspirante a detective (Do Detective Think?, 1927) de Fred Guiol, la octava película conjunta (olvidando las anteriores coincidencias), donde por vez primera el tandem asumió sus roles característicos. La suerte estaba echada, Stan Laurel y Oliver Hardy pasaron a convertirse en el Gordo y el Flaco, dos leyendas vivientes de la comedia mundial, cuya profunda huella iba a ser imperecedera en todos los cómicos que les sucedieron.
En la etapa muda, Laurel y Hardy, interpretaron unos veintinueve cortos más, todos ellos inolvidables, obras maestras de la subversión, del disparate. Recordemos la genial La batalla del siglo (The Battle of the Century, 1927) de Clyde Bruckman, con la monumental guerra de tartas de nata a la cara, una de las mejores secuencias de humor de todos los tiempos y uno de los títulos más emblemáticos de la pareja.
Charley Hall, Edgar Kennedy (procedente de los Keystone Cops, especialista en interpretar policías, y realizador de algunos cortos) y Tiny Sandford, también se convirtieron en personajes habituales de sus films.
James Finlayson continuó siendo el villano, pero un villano muy simpático, nobleza obliga,  recordemos Ojo por ojo (Big Business, 1929) de James W. Horne, donde el tandem le entregaba a domicilio un árbol de Navidad en pleno mes de julio. Tras el enfado viene un duelo antológico, el huraño vecino destruye el automóvil de los despistados repartidores y éstos, en vez de impedirlo, destrozan la casa del energúmeno. Con idéntico planteamiento está realizada You're Darn Tootin (1928) de Edgar Kennedy, tras una pelea a puñetazo limpio y patada en la espinilla, Laurel y Hardy arrancan los pantalones a los transeúntes que desgraciadamente se encuentran en la calle.

Un par de marinos (Two Tars, 1928) de James Parrott, el hermano de Charley Chase, tambien sigue los mismos derroteros de destrucción, Esta vez los conductores de una fila de coches que se ven bloqueados por un embotellamiento se libran a una feroz destrucción de vehículos.
El sonoro no restó comicidad a sus cortos, antes al contrario aún la acrecentó. Sus típicas voces concordaban perfectamente con su imagen, convirtiéndose en un ejemplo a imitar por multitud de cómicos, payasos circenses, y demás humoristas.
En Noche de ladrones (Hight Owols, 1930) de James Parrott, también rodada en versión española con el título Ladrones, Laurel y Hardy son convencidos por un policía que desea granjearse las simpatías de su jefe, de que roben en casa de éste para poderlos detener y así impresionar a su superior. El desastre es monumental. Dos grandes tíos (Blotto, 1930), cuya versión española se titulaba La vida nocturna (1930), ambas de Parrott, aparece el personaje de la esposa dominante muy típica en la filmografía de la pareja.
Dorothy Christie era la esposa de Laurel en la versión anglosajona, Linda Loredo (véase cuato fotos debajo de La vida nocturna) en la hispana. Vistas ambas versiones (la española es más larga al añadirse atracciones adicionales, como una danzarina que nos sorprende con un baile sensual y erótico), me inclino francamente por la segunda porque las actrices de sangre caliente, como son las hispanas están más capacitadas que las anglosajones para desempeñar el papel de esposa dominante. Linda Loredo fue la acompañante ideal, la antagonista perfecta del tandem en aquellos films que debieron rodar en castellano, idioma que desconocían y pronunciaban con auténtica dificultad pero con tal gracia que al invertarse el doblaje todos los dobladores procuraron imitarles tan peculiar acento.
Bajo cero (Below Zero, 1930) y su réplica hispana Tiembla y titubea (1930) de James Parrott nos presentan al tandem cantando delante de un hospital para sordos enmedio de una nevada. Encuentran una cartera e invitan a un policía a comer, a la hora de comer descubren que éste es el propietario del billetero.
Enumerar todas sus aventuras cinematográficas sería interminable, tal vez en toda la Historia del Cine hayan aparecido dos personajes con películas más divertidas que Laurel y Hardy, eso es lo mejor que podría decir de ellos.

Tras rodar unos cuarenta y siete cortos sonoros, el último de ellos en color, Tree on a Test Tube (1942) de Charles McDonald, se limitaron al largometraje donde obtuvieron peores resultados. Al alargar en exceso las situaciones éstas no se sostenían, pero aún así encontramos títulos notables que destacan por encima de los demás: Compañeros de juerga (The Sons of the Desert, 1934) de William A. Seiter; Dos fusileros sin bala (Bonnie Scotland, 1935) de James W. Horne; Dos pares de mellizos (Our Relations, 1936) de Harry Lachman; Laurel y Hardy en el Oeste (Way Out West, 1937) de James W. Horne; Cabezas de chorlito (Blockheads, 1938) de John G. Blystone; Locos del aire (The Flying Deuces, 1939) de Edward Sutherland; Estudiantes en Oxford (At Chump at Oxford, 1940) de Alfred Goulding; Marineros a la fuerza (Saps at Sea, 1940) de Gordon Douglas
En Estudiantes en Oxford, Laurel tiene un accidente y descubre una nueva personalidad, mostrándonos un personaje arrogante, dominante y autoritario, tal vez parodia del carácter del propio actor fuera de la pantalla.
Desgraciadamente el contrato con Hal Roach expiró y tras el fracaso comercial, aunque no artístico, de Zenobia (Zenobia, 1939) de Gordon Douglas, donde Oliver Hardy quiso romper con su personaje habitual, actuando al lado de Harry Langdon, el tandem pasó a rodar una serie de películas para la 20th Century Fox, todas ellas de muy mala calidad, acabando por hundir sus carreras.
Tras Stan y Oliver, toreros (The Bullfighters, 1945) de Malcolm St. Clair, la pareja se deshizo. Oliver Hardy rodó dos películas como secundario, El luchador de Kentucky (The Fighting Kentuckian, 1950) de George Wagner emparejado con John Wayne, y un divertido cameo en Lo quiso la suerte (Riding High, 1950) de Frank Capra, empero uno de los peores títulos de su director ambientado en el mundo de la hípica. Desesperados intentaron volver al cine rodando en Europa, pero Robinsones atómicos (Atoll K, 1951) de Leo Joannon y John Berry no obtuvo ningún éxito. Laurel estaba muy viejo, se le veía enfermo y al público le dio lástima. Después, el silencio.
Algunos críticos apuntan la extraña y ambigua relación de esta pareja, razón por la cual algunos medios sensacionalistas han apuntado (falsamente) que Laurel y Hardy eran homosexuales, que incluso vivían juntos. Nada más lejos de la realidad. Oliver Hardy estuvo felizmente casado con Virginia Lucille Jones, en cambio Stan Laurel, impenitente mujeriego, tuvo una vida sexual endiablada con cinco matrimonios, varias amantes, y multitud de situaciones vodevilescas. Su imagen fílmica nada tuvo que ver con la real.
El tandem Laurel y Hardy influenció mucho en la comedia americana posterior apareciendo otras parejas que ni de lejos les han superado ni en popularidad ni en comicidad. Thelma Todd y Zasu Pitts fue un intento de crear una réplica femenina al famoso dúo pero la muerte inesperada de Thelma arruinó tan interesante proyecto.

Salvador Sáinz